CAPITULOS
7 AL 12
CAPITULO 7
El capitulo 7 se trata de que los dioses velan por nosotros y guían nuestros destinos, enseñan muchas culturas humanas; hay otras entidades, más malévolas responsables de la existencia del mal. Las dos clases de seres, tanto si se consideran naturales como sobrenaturales, reales o imaginarios, sirven a las necesidades humanas. Aun en el caso que sean totalmente imaginarios, la gente se siente mejor creyendo en ellos. Así, en una época en que las religiones tradicionales se han visto sometidas al fuego abrasador de la ciencia, ¿no es natural envolver a los antiguos dioses y demonios en un atuendo científico y llamarlos extraterrestres. También la creencia en los demonios estaba muy extendida en el mundo antiguo. Se los consideraba seres más naturales que sobrenaturales. Hesíodo los menciona casualmente. Sócrates describía su inspiración filosófica como la obra de un demonio personal benigno. Su maestra, Diotima de Mantineia, le dice en el Symposio de Platón que todo lo que es genio demonio está entre lo divino y lo mortal La divinidad no se pone en contacto con el hombre tambie continúa sino que es a través de este género de seres por donde tiene lugar todo comercio y todo diálogo entre los dioses y los hombres, tanto durante la vigilia como durante el sueño». Platón, el estudiante más célebre de Sócrates, asignaba un gran papel a los demonios: «Ninguna naturaleza humana investida con el poder supremo es capaz de ordenar los asuntos humanos y no rebosar de insolencia y error No nombramos a los bueyes señores de los bueyes, ni a las cabras de las cabras, sino que nosotros mismos somos una raza superior y gobernamos sobre ellos. Del mismo modo Dios, en su amor por la humanidad, puso encima de nosotros a los demonios, que son una raza superior, y ellos, con gran facilidad y placer para ellos, y no menos para nosotros, dándonos paz y reverencia y orden y justicia que nunca flaquea, hicieron felices y unieron a las tribus de hombres. Platón negaba decididamente que los demonios fueran una fuente de mal, y representaba a Eros, el guardián de las pasiones sexuales, como un genio o demonio, no un dios, «ni mortal ni inmortal», «ni bueno ni malo. Pero todos los platonistas posteriores, incluyendo los neoplatonistas que influyeron poderosamente en la filosofía cristiana, sostenían que había algunos demonios buenos y otros malos. El péndulo iba de un lado a otro. Aristóteles, el famoso discípulo de Platón, consideró seriamente la idea de que los sueños estuvieran escritos por demonios. Plutarco y Porfirio proponían que los demonios, que llenaban el aire superior, venían de la Luna. Los primeros Padres de la Iglesia, a pesar de haberse empapado del neoplatonismo de la cultura en la que nadaban, deseaban separarse de los sistemas de creencia pagana. De eso trata el capitulo 7.
CAPITULO 8
SOBRE LA DISTINCIÓN
ENTRE VISIONES
VERDADERAS Y FALSAS
El capitulo 8 se trata de que Durante un breve instante noto una aparición en la habitación en Penumbra podría ser un fantasma O hay un movimiento; lo veo por el rabillo del ojo pero, cuando vuelvo la cabeza, no hay nada. Está sonando un teléfono o es sólo mi «imaginación Asombrado, me parece oler el aire salado del verano a orillas del mar en Coney Island de cuando era pequeño. Giro por una esquina en una ciudad extranjera que visito por primera vez y encuentro ante mí una calle tan familiar que siento que la conozco de toda la vida. En esas experiencias habituales, normalmente nos mostramos inseguros sobre qué hacer a continuación. ¿Me engañan mis ojos (u oídos, nariz o memoria)? ¿O es que, real y verdaderamente, soy testigo de algo fuera del curso ordinario de la naturaleza? ¿Debería callármelo, o decirlo? La respuesta depende en gran medida del entorno, los amigos, las personas queridas y la cultura. En una sociedad de una rigidez obsesiva y de orientación práctica, seguramente yo mostraría prudencia a la hora de admitir estas experiencias. Me pueden tildar de frívolo, demente, poco fiable. Pero en una sociedad que se apresura a creer en fantasmas, por ejemplo, o concesiva», relatar este tipo de experiencias podría merecer aprobación e incluso prestigio. En el primer caso, yo tendría la grave tentación de suprimirlo todo; en el segundo, quizá incluso exageraría o lo elaboraría un poco para darle un aire más milagroso todavía. Charles Dickens, que vivió en una cultura racional floreciente en la que, sin embargo, también prosperaba el espiritualismo, describió el dilema con estas palabras (de su cuento: «Para no tomarlo muy en serio»): Siempre he percibido la prevalencia de una falta de coraje, incluso en personas de inteligencia y cultura superiores, para comunicar sus propias experiencias psicológicas cuando han sido de un tipo extraño. Casi todos los hombres temen no encontrar un paralelo o respuesta en la vida interior del que escucha, que podría tomar su relato con sospecha o burla. Un viajero veraz que hubiera visto una criatura extraordinaria parecida a una serpiente marina no tendría temor de mencionarlo; pero si el mismo viajero hubiera tenido algún presentimiento singular, impulso, extravagancia de pensamiento, visión (así llamada), sueñou otra impresión remarcable, tendría grandes dudas para reconocerlo. A esta resistencia atribuyo yo gran parte de la oscuridad en la que están implicados tales sujetos.De eso se trata el capitulo 8.
CAPITULO 9
TERAPIA
El capitulo 9 se trata de que John Mack es siquiatra de la Universidad de Harvard al que conocia hace muchos años.Hay algo en este asunto de los ovnis, me preguntó hace tiempoNo mucho, contesté yo. Excepto en el aspecto psiquiátrico des deluego.Él lo estudió, entrevistó a abducidos y se convirtió. Ahora acepta losrelatos de abducidos a pies juntillas.No buscaba eso, dice él. Nada en mis antecedentes me preparaba»para la historia de la abducción por extraterrestres. El poder emocional de estas experiencias las hace totalmente convincentes. En su libroAbducciones, Mack propone explícitamente la peligrosa doctrina de que elpoder o intensidad con que se siente algo» es una guía para saber si esverdad.Yo puedo dar testimonio personalmente del poder emocional. Pero¿las emociones fuertes no son acaso un componente habitual de nuestrossueños No nos despertamos a veces helados de terror No conoce Mack,autor por su parte de un libro sobre pesadillas, el poder emocional de lasalucinaciones Algunos pacientes de Mack dicen que han alucinado desde lainfancia.Los hipnotizadores y psicoterapeutas que trabajan con «abducidos han intentado sumergirse a conciencia en el conjuntodeconocimientossobrealucinaciones y disfunciones perpetuasPor qué creen a esos testigos y no alos que, con una convicción comparable, declaran encuentros con dioses,demonios, santo, ángeles y hadas Y los que escuchan exigenciasirresistibles de una voz interior.Son verdad todas las historias que sesienten profundamente?Una científica que conozco dice: Si los extraterrestres se quedaran atodos los que abducen, nuestro mundo sería un poco más cuerdo. Pero es unjuicio demasiado severo. No parece ser un problema de cordura. Ra algo mas que l sicólogo canadiense Nicholas Spanos y sus colegas llegaron a laconclusión de que no había patologías obvias en los que declaraban serabducidos por ovnis. Sin embargo,es más probable que las experiencias intensas de ovnis ocurran en individuosque se inclinan hacia creencias esotéricas en general y creenciasextraterrestres en particular y que interpretan las experiencias sensoriales eimaginarias inusuales en términos de hipótesis sobre extraterrestres. Entre losque creen en ovnis, los que tenían una mayor propensión a la producción defantasía eran particularmente proclives a generar estas experiencias. Además,lo más probable es que estas experiencias se generasen e interpretasen comoacontecimientos reales más que imaginados cuando se asociaban a entornossensoriales limitados por ejemplo, experiencias que tuvieron lugar por lanoche y en asociación con el sueño.Lo que una mente crítica podría reconocer como alucinación o sueño, unamás crédula lo interpreta como una visiónde una realidad externa elusivapero profunda.Es concebible que algunos relatos de abducciones por extraterrestrespuedan disfrazar recuerdos de violación y abuso sexual en la infancia con elpadre, padrastro, tíoo novio de la madre representado como un extraterrestre.De eso gtrata el capitulo 9
CAPITULO 10
UN DRAGON EN EL GARAJE
El capitulo 10 se trata de que suponía Richard Franklin que elrehago a usted una aseveración como ésa. A lo mejor le gustaría comprobarlo, verlo usted mismo. A lo largo de los siglos ha habido innumerables historiasde dragones, pero ninguna prueba real. ¡Qué oportunidad Enséñemelo me dice usted. Yo le llevo a mi garaje. Usted mira y ve una escalera, latas de pintura vacíasy un triciclo viejo, pero el dragón no está.Dónde está el dragón me pregunta., está aquí contesto yo moviendo la mano vagamente. Meolvidé de decir que es un dragón invisible.Me propone que cubra de harina el suelo del garaje para que queden marcadas las huellas del dragón.Buena idea replico, pero este dragón flota en el aire. Entonces propone usar un sensor infrarrojo para detectar el fuego invisible.Buena idea, pero el fuego invisible tampoco da calor. Se puedepintar con spray el dragón para hacerlo visible. Buena idea, sólo que es un dragón incorpóreo y la pintura no se lepegaría.Y así sucesivamente. Yo contrarresto cualquier prueba física queusted me propone con una explicación especial de por qué no funcionará.Ahora bien, cuál es la diferencia entre un dragón invisible,incorpóreo y flotante que escupe un fuego que no quema y un dragóninexistente Si no hay manera de refutar mi opinión, si no hay ningúnexperimento concebible válido contra ella,¿qué significa decir que mi dragónexiste Su incapacidad de invalidar mi hipótesis no equivale en absoluto ademostrar que escierta.Las afirmaciones que no pueden probarse, lasaseveraciones inmunes a la refutación son verdaderamente inútiles, pormucho valor que puedan tener para inspiramos o excitar nuestro sentido demaravilla. Lo que yo le he pedido que haga es acabar aceptando, en ausenciade pruebas, lo que yo digo.Lo único que ha aprendido usted de mi insistencia en que hay undragón en mi garaje es que estoy mal de la cabeza. Se preguntará, si no puedeaplicarse ninguna prueba física, qué fue lo que me convenció. La posibilidadde que fuera un sueño o alucinación entraría ciertamente en su pensamiento.Pero entonces ¿por qué hablo tan en serio? A lo mejor necesito ayuda. Comomínimo, puede ser que haya infravalorado la falibilidad humana.Imaginemos que, a pesar de que ninguna de las pruebas ha tenidoéxito, usted desea mostrarse escrupulosamente abierto. En consecuencia, norechaza de inmediato la idea de que haya un dragón que escupe fuego por laboca en mi garaje. Simplemente, la deja en suspenso. La prueba actual estáfrancamente en contra pero, si surge algún nuevo dato, está dispuesto aexaminarlo para ver si le convence. Seguramente es poco razonable por miparte ofenderme porque no me cree; o criticarle por ser un pesado pocoimaginativo... simplemente porque usted pronunció el veredicto escocés deno demostrado».Imaginemos que las cosas hubieran ido de otro modo. El dragón esinvisible, de acuerdo, pero aparecen huellas en la harina cuando usted mira.Su detector de infrarrojos registra algo. La pintura del spray revela una crestadentada en el aire delante de usted. Por muy escéptico que se pueda ser encuanto a la existencia de dragones por no hablar de seres invisibles ahora debe reconocer que aquí hay algo y que, en principio, es coherente conla idea de un dragón invisible que escupe fuego por la boca.Ahora otro guión: imaginemos que no se trata sólo de mí.De eso trata el capitulo 10.
CAPITULO 11
LA CUIDADA DE AFLICCION
En la revista Parade de 7 de marzo de 1993 se publicó un pequeñosumario del argumento de los siete capítulos precedentes. Me sorprendió lacantidad de cartas que generó, lo apasionado de las respuestas y la agonía quese asociaba con esa extraña experiencia... sea cual sea su verdaderaexplicación. Los relatos de abducción por extraterrestres proporcionan unaventana inesperada para ver las vidas de algunos compatriotas nuestros. Unoscorresponsales razonaban, otros aseveraban, otros arengaban, otros estabanfrancamente perplejos, otros profundamente turbados.El artículo también se interpretó bastante mal. Un invitado a unprograma de televisión, Geraldo Rivera, anunció esgrimiendo un ejemplar deParade que yo creía que recibíamos visitas. Un crítico de vídeos delWashington Post me citó diciendo que había una abducción cada pocossegundos, ignorando el tono irónico y la frase siguiente Es sorprendenteque no lo hayan notado más vecinos. Raymond Moody destacó en el NewAge Journal y en la introducción de su libro Encuentros mi descripcióncapítulo 6 de que en ocasiones me parecía oír las voces de mis padresmuertos lo que describí como «un recuerdo lúcido como prueba de quesobrevivimos a la muerte. El doctor Moody ha dedicado la vida a buscarpruebas de vida después de la muerte. Si mi testimonio es digno de ser citado,creo que está claro que no ha encontrado gran cosa. Muchos corresponsalesllegaron a la conclusión de que, como yo había trabajado en la posibilidaddevida extraterrestre, debía de «creer» en los ovnis; o, a la inversa, que si memostraba escéptico ante los ovnis, debía suscribir la creencia absurda de quelos humanos son los únicos seres inteligentes del universo. Hay algo en estetema que no parece propiciar la claridad de pensamiento.Aquí, sin más comentarios, hay una muestra representativa de micorreo sobre el tema: Me pregunto cómo pueden describir nuestros animales sus encuentros connosotros. Ven un objeto grande flotante que hace un terrible estruendo sobreellos. Empiezan a correr y sienten un dolor agudo en el costado. De prontocaen al suelo... Se acercan varias criaturas humanas cargadas coninstrumentos de aspecto extraño. Te examinan los órganos sexuales y losdientes. Te colocan una red debajo y luego te elevan por el aire con unextraño mecanismo. Después de todas lasrevisiones, te sujetan un objeto demetal extraño en la oreja. Entonces, tan repentinamente como habíanaparecido, desaparecen. Al rato, se recupera el control muscular y la pobrecriatura desorientada sale tambaleándose hacia el bosque, sin saber[si] lo queacaba de suceder es una pesadilla o una realidad De pequeña me violaron. Durante la convalecencia dibujé muchos «seresespaciales» y sentí muchas veces que mevencían y me reducían, y lasensación de haber dejado mi cuerpo flotando por la habitación. Ningúnrelato de abducidos es una gran sorpresa para alguien que ha vivido algún.Des eso trata el capitulo 11.
CAPITULO 12
El capitulo 12 trata d3e que Todaví los echo eran terriblemente de menos. Sé que siempre será así. Anhelo creer quesu esencia, sus personalidades, lo que tanto amé de ellos, existe real yverdaderamente en alguna otra parte. No pediría mucho, sólo cinco o diezminutos al año, por ejemplo, para hablarles de sus nietos, para ponerlos al díade las últimas novedades, para recordarles que los quiero. Hay una parte demí por muy infantil que suene que se pregunta dónde estarán. Os vatodo bien?», me gustaría preguntarles. La última palabra que se me ocurriódecirle a mi padre en el momento de su muerte fue: «Cuídate.»A veces sueño que hablo con mis padres y, de pronto, inmersotodavía, en el funcionamiento del sueño, se apodera de mí la abrumador constatación de que en realidad no murieron, que todo ha sido una especie de error horrible. En fin, están aquí, sanos y salvos, mi padre contando chistes malos, mi madre aconsejándome con total seriedad que me ponga unabufanda porque hace mucho frío. Cuando me despierto emprendo un brev proceso de lamentación. Sencillamente, algo dentro de mí se afana por creeren la vida después de la muerte. Y no tiene el más mínimo interés en saber sihay alguna prueba contundente de que exista.Así pues, no me río de la mujer que visita la tumba de su marido yhabla con él de vez en cuando, quizá en el aniversario de su muerte. No esdifícil de entender. Y, si tengo dificultades con el estado ontológico de lapersona con quien habla, no importa. No se trata de eso. Se trata de que loshumanos se comportan como humanos. Más de un tercio de los adultos deEstados Unidos cree que ha establecido contacto a algún nivel con losmuertos. Los números parecen haber aumentado un quince por ciento entre1977 y 1988. Un cuarto de los americanos creen en la reencarnación.Pero eso no significa que esté dispuesto a aceptar las pretensiones deun «médium» que declara comunicarse con los espíritus de los seres queridosdifuntos, cuando soy consciente de que en esta práctica abunda el fraude. Séhasta qué punto deseo creer que mis padres sólo han abandonado la envolturade sus cuerpos, como los insectos o serpientes que mudan, y han ido a otrositio. Entiendo que esos sentimientos pueden hacerme presa fácil de un timopoco elaborado; como también a personas normales poco familiarizadas consu inconsciente o aquellas que sufren un trastorno psiquiátrico disociativo.De mala gana recurro a mis reservas de escepticismo.Cómo es, me pregunto, que los canalizadores nunca nos dan unainformación verificable que no se pueda alcanzar de otro modo? ¿Por quéAlejandro Magno nunca nos habla de la localización exacta de su tumba,Fermat de su último teorema, John Wiikes Booth de la conspiración paraasesinar a Lincoln o Hermann Góring del incendio del Reichstag? ¿Por quéSófocles, Demócrito y Aristarco no nos dictan sus libros perdidos? ¿Acaso nodesean que las generaciones futuras tengan acceso a sus obras maestras?Si se anunciara alguna prueba consistente de que hay vida después dela muerte, yo la examinaría ansioso; pero tendría que tratarse de datoscientíficos reales, no meramente anecdóticos. Como con «la Cara» de Martey las abducciones por extraterrestres, repito que es mejor la verdad por duraque sea que una fantasía consoladora. Y, a la hora de la verdad, los hechossuelen ser más reconfortantes que la fantasía.La premisa fundamental de la «canalización», el espiritualismo yotras formas de necromancia es que no morimos cuando morimos. Noexactamente. Alguna parte del pensamiento, de los sentimientos y delrecuerdo continúa. Este lo que sea —una alma o espíritu, ni materia nienergía, sino algo más puede, se nos dice, volver a entrar en cuerpos dehumanos y otros seres en el futuro, y así la muerte ya no es tan punzante. Loque es más, si las opiniones del espiritualismo o canalización son ciertas,tenemos la oportunidad de establecer contacto con nuestros seres queridosfallecidos.J. Z. Knight, del estado de Washington, afirma que está en contactocon alguien de 35000 años de edad llamado «Ramtha». Habla muy bien elinglés, a través de la lengua, los labios y las cuerdas vocales de Knight,produciendo lo que a mí me suena como un acento del Raj indio. Como lamayoría de la gente sabe hablar, y muchos —desde niños hasta actoresprofesionales— tienen un repertorio de voces a sus órdenes, la hipótesis mássencilla es que la señora Knight hace hablar a Ramtha por su cuenta y notiene contacto con entidades incorpóreas de la era glacial del pleistoceno. Sihay alguna prueba de lo contrario, me encantaría oírla. Sería bastante másimpresionante que Ramtha pudiera hablar por sí mismo, sin la ayuda de laboca de la señora Knight. Si no, ¿cómo podríamos comprobar la afirmación?(La actriz Shirley McLaine atestigua que Ramtha era su hermano en laAtlántida, pero ésa es otra historia.De eso trta el capitulo 12.